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Necesito compartir hoy estas reflexiones personales que las quiero hacer vuestras, EN RELACION A CUANDO DECIDIMOS RECHAZAR A ALGUIEN O ALGO DE NUESTRA VIDA para darnos cuenta de que “LO QUE RECHAZO EN DEFINITIVA ES NUESTRO” y como esto puede ocasionar conflictos en las relaciones interpersonales:

Hoy en facebook termino de leer la frase “No hay distancia más larga que la falta de interés” y esto me ha dado pie a añadir… “y esta falta de interés, a su vez, se puede convertir en ignorancia”. Esto ha conectado conmigo y me he dado cuenta de cómo la ignorancia nos hace excluir y excluirnos, y por lo tanto nos aleja del Amor, del Amor Incondicional que observa, no juzga, no interpreta ni supone. El que Ama Incondicionalmente,  no rechaza, no selecciona “esto si acepto” o “esto no acepto”.  Puesto que sino ya no estaríamos hablando de  Amor Incondicional, sino  de un Amor Condicionado a lo que me gusta o no me gusta. El verdadero Amor Incondicional dice “Si a todo y a todos tal y como es y como son”. Se fusiona con todo porque sabe que es parte también de ello. No choca que algo o alguien cambien porque es parte de la Ley de la Impermanencia, y estamos en continua cambio.

El que rechaza en definitiva se rechaza a sí mismo, no admite eso en él o ella. Y en ese proceso se puede hacer daño inconscientemente al otro que se ve reflejado en esa ignorancia. Qué paradoja «Dos espejos que se proyectan mutuamente», no deja de ser irónico ¿verdad?.

Ahora bien, el sentimiento de no ser visto, ignorado por la otra persona, solo podrá traducirse en sufrimiento, rencor o dolor, con el consiguiente aumento de distanciamiento hacia quien o quienes te excluyen, rechazan tu carácter o deciden dejar de relacionarse contigo, cuando uno no está conectado con el Verdadero Amor Incondicional, cuando uno no tiene resuelto sus sombras, sus intrincaciones y por lo tanto no está en el Estado Adulto, digamos que se puede encontrar en el Estado Niño o bien en el Estado Padre (el Análisis Transacional lo explica muy bien).

Desde el Estado Niño, conectamos con las emociones no resueltas de nuestro pasado, de nuestro niño herido, que necesita ser visto, reconocido, querido y amado, y desde el Estado Padre, conectamos con las ideas, creencias, pensamientos, juicios y valoraciones inculcadas y creadas desde la educación, vivencias, nuestras y de nuestros padres, por lo tanto también del pasado.

Ahora bien solo desde el Estado Adulto, podremos conectar con el Presente, con el Aquí y el Ahora, el Adulto no enjuicia, es responsable, informado, autónomo, ético, actúa compasivamente, no desde la ira, el genio o el dolor contaminado por los otros dos estados. El adulto no guarda rencor, ni acumula incidencias que por «pequeñas que sean» hagan crear males entendidos y aumentar los conflictos.

El Adulto actúa y resuelve primero lo que le corresponde y no se lamenta ni responsabiliza a los demás de lo que hicieron o dejaron de hacer, porque comprende más allá de las formas que lo que está viviendo es lo que realmente ha atraído a su vida y que es parte de su aprendizaje y crecimiento personal.

El cuerpo y nuestras emociones nos ponen de manifiesto aquello que tiene que ver con nosotros y que no tenemos resuelto y en la medida que nos duela resonaremos o no con ello. Por lo tanto mantengamos la Atención, desarrollésmosla, entrenémosla para no confundirnos y discernir entre lo que es nuestro o no y actuemos desde ahí consecuentemente. Sanemos a nuestro niño interior, resolvamos nuestras intrincaciones sistémicas para ocupar el lugar que realmente nos corresponde y entrenemos a la Mente para crear caminos neuronales nuevos que hagan posible crear aquello que deseamos: «Ser el Cambio que queremos Ver fuera» frase que ya dijo a Ghandi.

Solo desde ahí podremos decidir distanciarnos físicamente pero no internamente, en esencia, porque ese distanciamiento elegido desde el Amor Incondicional y compasivo no agrede, no culpabiliza, sino que llega a ser permitido, comprendido como beneficioso para ambas partes, y provoca en el otro agradecimiento y más amor, comprendiendo que a pesar del distanciamiento físico elegido por el otro como parte de su aprendizaje y proceso personal, no tiene que ver con uno mismo sino más bien con el otro y eso engrandece a ambas partes y … cuando te vuelvas a reencontrar te parezca que fue ayer y no un año, y se siga manteniendo la complicidad, el respeto y el amor vivo entre ambos partes. Se deja de ser dos desconocidos para pasar a ser conocidos desde el Alma, más allá de las forma externas.

Por lo tanto, cuando decidamos alejarnos de alguien porque no nos guste sus carácter, sus maneras, sus formas, o excluyamos o rechacemos algo de nuestras vidas, seamos conscientes primero desde donde estamos actuando, que Estados del Yo son los que predominan, y qué tiene que ver con uno lo que no le gusta del otro para poder elegir un distanciamiento físico desde el verdadero Amor Incondicional como una decisión Adulta y no desde el dolor y el resentimiento de no ser visto o reconocido, desde el Yo Niño o el Yo Padre.

Porque solo si el que es rechazado está en el Adulto y no resuena emocional y físicamente contigo podrá comprenderte, ver tus miedos y respetar tu decisión desde el verdadero Amor Incondicional y Aceptación de lo que es, como la mejor opción del Universo y otra posibilidad de cambio;  o bien si que el que es rechazado no se encuentra en su Adulto y conecta con lo no resuelto, sus sombras o sus otros dos Estados del Yo,  provocaremos mayor distanciamiento, dolor, sufrimiento y resentimiento y en definitiva esto es lo que se devuelve al mundo y lo que este nos devuelve.

Tú eliges, decides como actuar, pero ahora se consciente y que tu mente no te engañe, solo cuando se actúa desde el Corazón que es el que conecta con el verdadero Amor Incondicional, no nos equivocamos.

Que tengáis un hermoso y consciente día

María José Navarro Delgado “AhoraYO”