El trasiego cotidiano de nuestra vida diaria nos lleva a actuar con el piloto automático sin reparar en la riqueza que nos ofrece el momento presente (lo que es sentir, ver, gustar, tocar, oler estando en el ahora), nos llenamos de preocupaciones e insatisfacciones propias de una mente encapsulada entre el pasado y el futuro. Esto no solo produce una tensión en nuestro cuerpo (problemas físicos y desajustes emocionales), sino también un descentramiento de nosotros mismos perdiendo la capacidad de decidir hacia dónde focalizar la atención. Acabamos por perder la noción de nosotros mismos y la consiguiente coherencia, encontramos absorbidos por ese torbellino de actividad reaccionando de forma mecánica e inconsciente. Esta es la manera como nos provocamos el estrés, la ansiedad…

Con la introducción de la práctica de Mindfulness en nuestro devenir diario nos abrimos a ser testigos de cómo la mente está en todas partes liberándonos de los cauces habituales del pensamiento, desarrollando nuestra capacidad de relajarnos, de prestar atención, de adquirir conciencia y de tener una visión más profunda sobre la naturaleza de las cosas y una comprensión más profunda sobre nosotros mismos, aceptando y respondiendo coherentemente a cualquier circunstancia que se nos presente.

La atención se utiliza como una herramienta para investigar el conocimiento de la experiencia de la vida interior (conciencia de pensamientos, emociones y sensaciones físicas), el conocimiento de la experiencia de la vida exterior (conciencia de otras personas, lugares y cosas) y la conciencia de ambos a la vez sin mezclar los dos.

Es por ello que este curso, puede venir bien, tanto si eres estudiante o no, para el rendimiento académico y personal diario y a su vez como herramienta a la hora de llevarlo a cabo en tu o futura profesión.

¡Anímate a dar un paso más y déjate sorprender!