Me doy cuenta de que muchos de vosotros os podéis sentir un poco abrumados por la cantidad de mensajes de whatsApp, correo electrónico, noticias y otras comunicaciones que recibimos relacionadas con COVID-19. La información sobre qué hacer puede parecer abrumadora o contradictoria y, además de esto, muchos de nosotros hemos tenido nuestras rutinas totalmente invertidas, lo que se suma a la sensación de que las cosas están «fuera de control».

 Para empezar, debemos saber que es natural sentirse ansioso acerca de cómo manejaremos estos estresores adicionales mientras tratamos de mantener a nuestras familias y comunidades saludables y seguras.  Es natural que nos podamos sentir solos ya que tenemos que distanciarnos físicamente en muchas ocasiones de nuestros seres queridos y ello nos provoque incertidumbre.

En medio de esto, os invito a hacer una pausa por un momento para tomar un respiro, literal y figurativamente.

Centrémonos por un momento en lo que podemos hacer mientras el mundo responde a este adversario invisible. Primero, recordemos que no estamos solos en esto, ni tu familia, comunidad o país. Nuestra mejor defensa es a través de la cooperación (los humanos que trabajan juntos pueden abordar problemas aparentemente insuperables) y al considerar el bien mayor junto con nuestro propio bienestar y el de nuestras familias. Nuestro mundo está interconectado e interdependiente, y cada uno de nosotros puede hacer una contribución positiva dada nuestra situación y recursos individuales. Algunos de nosotros podemos brindar recursos o herramientas de gestión emocional, otros tratamientos médicos o material recursos para los necesitados, pero todos podemos ofrecer palabras amables y gestos reflexivos entre nosotros, y especialmente a aquellos que están luchando física, psicológica o económicamente.

Es necesario en estos días practicar la autocompasión: ver nuestras propias vulnerabilidades con amabilidad.

Nuestra declaración de visión, «un mundo ético y compasivo para todos», ahora se siente aún más urgente. A medida que enfrentamos las inevitables dificultades que acompañan a esta crisis, os invito a cada uno de vosotros a hacer todo lo posible para practicar la empatía, integridad, paciencia, tolerancia, generosidad, perdón, gratitud y discernimiento que hay dentro de cada uno de nosotros.

 A través de la «compasión sabia», podemos cultivar una conexión más profunda con los demás que a su vez reforzará la resiliencia y el bienestar psicológico, contribuyendo así de manera importante a crear un mundo ético y compasivo para todos.

Por ahora, La Escuela de Crecimiento Personal ILUMINA, ha suspendido talleres y cursos de acuerdo con las mejores prácticas recomendadas por nuestros gobernantes. Sin embargo, esto no significa que no continuamos nuestro trabajo, mantenemos los acompañamientos online y cursos online para ayudaros a gestionar la ansiedad y el estrés ocasionado por estas circunstancias.

la Nueva Era de la COMPASIÓN